La justificación de los elevados precios de los fármacos innovadores ha sido siempre, y más ahora en época de crisis, un tema recurrente y motivo de debate entre los diferentes agentes implicados.
Desde el punto de vista social, y situando al lobby de la industria farmacéutica en el punto de mira, se plantean cuestiones como cuál es la inversión real que las empresas farmacéuticas hacen en i+d, que es al fin y al cabo el principal argumento (que no el único) en el que se apoya la justificación de precio.
En muchas ocasiones se ha cuestionado el hecho de atribuir todos los costes de i+d derivados de productos que no han llegado al mercado como gastos indirectos del éxito del blockbuster. Es decir, de acuerdo a las estadísticas, sólo uno de cada diez fármacos en desarrollo llegará a ser comercializado, por lo tanto, ¿es lícito que una empresa repercuta todos los gastos de i+d de los productos que se caen durante las fases de desarrollo preclínicas o clínicas para justificar un precio más alto cuando uno de sus productos llegue a mercado?
Por otra parte, esta estadística necesita una revisión a la vista del nuevo funcionamiento de la industria pharma-biotech. Durante los últimos años, la industria farmacéutica tradicional ha ido centrándose en las últimas etapas de desarrollo de fármacos, adquiriendo mediante licencias o adquisiones de empresas biotecnológicas productos que se encuentran ya en ensayos clínicos fase I o II, cuando la probabilidad de fracaso ya es bastante más reducida.
¿Se puede considerar el coste pagado por esta compra una inversión en i+d? En este caso, la apuesta se hace con mucha más seguridad, aunque el pago realizado a la biotech sea mayor que la inversión en i+d que ésta ha realizado.
También existe cierta controversia sobre cuánta de la inversión realizada en estas últimas etapas de desarrollo del fármaco y en su lanzamiento al mercado, puede ser atribuida realmente a i+d y cuánta corresponde más a una labor de marketing.
Y si seguimos analizando el modelo, llegamos al hecho de que una gran parte de estos productos desarrollados por empresas biotecnológicas proceden de investigaciones realizadas en centros de investigación, que en el caso de España son en su gran mayoría públicos, y por tanto financiados por dinero procedente de impuestos que pagamos todos, ¿se tiene en cuenta esta aportación que ya ha realizado la sociedad a la hora de fijar un precio justo del medicamento?
En realidad, la participación que tenemos todos los ciudadanos en el i+d de las compañías biofarmaceuticas mediante nuestros impuestos, es la que más riesgo tiene, puesto que se realiza en las fases en las que existe una mayor probabilidad de fracaso. Además, la sociedad continúa siendo accionista de las investigaciones posteriores, mediante la adjudicación de subvenciones (cada vez menos…) y créditos blandos a empresas de nueva creación con base innovadora, a través de programas nacionales y europeos.
Como explicamos en el post del spin innovador, las condiciones bajo las que se realizan las licencias para la explotación de los resultados obtenidos en centros públicos esperan casi siempre un retorno a largo plazo, en forma de royalties, por lo que podemos considerarlo como un órdago a la innovación.
Finalmente, a la hora de plantearnos el precio de un medicamento, no podemos olvidar una lección básica de marketing: ¿Qué es lo que fija el precio de un producto? ¿El mercado, la competencia, el coste de producción? ¡Nada de eso! El precio que podemos cobrar por nuestro producto, no es ni más ni menos que lo que el cliente esté dispuesto a pagar, ¿y cuál es el precio de la salud?
En este punto, me vienen a la mente conceptos de farmacoeconomía, como la justificación del precio en base a los costes de las terapias alternativas utilizadas hasta ese momento: ¿Cuál es el precio de una terapia celular para el tratamiento del infarto de miocardio?
Una persona que ha sufrido un infarto, tendrá durante el resto de su vida una menor capacidad para bombear sangre a sus tejidos puesto que la parte del corazón que ha sido dañada no volverá a funcionar correctamente.
Esto dará lugar a una peor calidad de vida del paciente, reduciéndose la eficacia de esta persona en su puesto de trabajo: faltas de asistencia para acudir a consultas médicas y bajas derivadas de su estado de salud; además del coste del tratamiento farmacológico de por vida y posteriores intervenciones quirúrgicas,…
Si mediante una sola intervención pudiéramos devolver al corazón de los pacientes infartados su funcionalidad, ¿cuánto dinero se estaría ahorrando la sociedad? ¿sería ese ahorro el precio justo del medicamento?
Estoy de acuerdo en lo que dices. pero¿Que porcentaje de innovaciones biotecnologicas recibe dinero publico en España? y de ellas cual es la incidencia en enfermedades importantes y la cantidad de pacientes a los que afectan en España? Es un tema complicado. Supongo que en otros paises Alemania, Francia y Reino Unido por ejemplo tambien habran ayudas a las empresas de Biotecnologia y ¿como cuantificar eso de cara al cliente final en sus respectivos paises? y ¿como extrapolar esos costos de financiacion (o es que deben ser a fondo perdido) a las exportaciones de esos Farmacos (como materia prima o como producto terminado) a otros paises para que otros pacientes se beneficien de los nuevos tratamientos?. Me parece que al menos en la UE si se podria llegar a un concenso con respecto a la inversion publica en el I+D de empresas Biotecnologicas en la Union, y reducir los precios de la salida al mercado de dichos nuevos medicamentos, aunque se me antoja dificil puesto que las Industrias Farmaceuticas son muy poderosas.
Excelente debate
Buenos días José María, y muchas gracias por tu comentario!
Me temo que la transparencia respecto al uso de los recursos públicos en España (y en Europa??) brilla por su ausencia.
Desde mi punto de vista, la información sobre las subvenciones recibidas para el desarrollo de fármacos y las condiciones de licencia de investigaciones creadas en centros públicos deberían ser accesibles, o al menos, tenerse en cuenta posteriormente para la justificación de precio.
Pero la realidad es que el establecimiento de los precios de venta de los medicamentos es un tema bastante opaco…en España ni siquiera es obligatorio presentar estudios farmacoeconómicos en el momento del registro de fármacos (algo que sí ocurre en otros países). Sobre este tema tuvimos un pequeño debate en otro post, te lo indico por si te apetece pasarte por allí…y si te animas a reavivar el debate, me encantará leerte de nuevo!
http://blog.kinrel.es/de-la-duracion-de-una-patente/
Un saludo y espero volver a verte pronto por mi blog!
😉
Hola!!
En mi opinión se están mezclando varios conceptos nada evidentes.
Por una parte, se habla de rentabilidad (inversión en investigación, probabilidad de éxito..); por otra parte hablamos de marketing y del precio de venta en un país determinado y a un cliente determinado (un mismo prinicipio activo puede tener varias formas de comercialización, con un esfuerzo adicional mucho menor).
Luego añadimos el componente público. Creo que hay dos formas de enfocar las subvenciones públicas:
– una es más o menos entendibel y consiste en olvidarnos de ellas como ciudadanos y pensar que son necesarias para promover ciertas costumbres saludables.
– la otra es pensar cuántas veces llegamos a pagar por el mismo producto o servicio.
Si pensamos, por ejemplo, en una SpinOff de una Universidad, resulta que la Universidad recibe una subvención estatal como institución (1 vez) que le sirve para pagar a profesores e instalaciones; luego recibe una participación de la SpinOff en caso de haber beneficios (2ª vez) y, por supuesto, si acuerdo una colaboración para investigar en un proyecto con medios de la Universidad, un porcentaje nada desdeñable irá a para a la OTRI correspondiente (3ª vez).
Por último habéis comentado cómo cuantificar los retornos sociales y el ahorro económico… todo esto no es fácil, sobre todo porque acabamos por considerar algunos términos varias veces y olvidamos otros, pero creo que merece la pena hablar de un concepto que se encarga de medir retornos sociales desde un punto de vista económico. Se trata de la RSC (Responsabilidad Social Corporativa) que puede significar mucho o muy poco, depende del uso que se haga de ella, pero que permite cuantificar algunos aspectos que normalmente obviamos.
Encantada de participar en el debate.
Saludos!!!
Gracias por tu comentario Paola!!
Tienes razón, la verdad que me encanta hilar temas que aparentemente poco tienen que ver, jeje…pero en realidad TOOOODO esta conectado! 😉
Yo creo que el principal cambio de paradigma que deberíamos hacer como sociedad es pensar en la ciencia como una inversión, no como un coste a fondo perdido; y el hacer ver la rentabilidad (que no tiene por qué ser económica, puede ser hacer accesible a la sociedad una determinada tecnología, mejorando la calidad de vida) es fundamental para producir este cambio.
Muchas veces he escuchado opiniones de ciudadanos respecto a que «los científicos viven del cuento», «realizan investigaciones inútiles», «las farmacéuticas se enriquecen con investigaciones pagadas en inicio por nuestros impuestos»,…Y lo triste es que no puedo defender con datos que estas afirmaciones sean o no ciertas, porque no hay transparencia en la gestión de la i+d pública y su transferencia a la empresa privada….
En fin, bienvenida al debate!! Y espero volver a leerte en otros debates futuros!! 🙂
Un abrazo!
Eva
Hola Eva! Me ha gustado mucho el post! Solo un comentario en cuanto a lo que dices de que el precio del medicamento finalmente lo marca lo que estemos dispuestos a pagar por nuestra salud… Creo que todos estamos dispuestos a pagar lo que haga falta por tener buena salud, pero por desgracia no todo el mundo puede permitirse pagar los precios abusivos de algunos medicamentos y por esta causa mueren millones de personas al año en el mundo, por ejemplo a causa del VIH, cuyo tratamiento tiene un precio inasequible para los paises donde existe una mayor prevalencia de la enfermedad, la mayor parte en Africa subsahariana… Por tanto, el precio deberia estar marcado no por lo que estemos dispuestos a pagar sino mas bien por lo que podemos permitirnos pagar por nuestra salud, ya que creo que ésta deberia ser un derecho fundamental…
Un saludo!!! Seguire leyendote
Hola Marina!
Disculpa el retraso en contestarte!
En mis entradas siempre me gusta exagerar los puntos de vista, pero por supuesto que no me parecería bien que los precios de los fármacos fueran totalmente libres, aunque me temo que en los casos en que no están subvencionados sí que lo son… (mmm…tema para otro post!)
En el caso de países en vías de desarrollo coincido contigo en que el precio debería regularse desde los gobiernos o desde organizaciones internacionales. También te digo que no creo para nada que el «malo de la película» sea la empresa innovadora que lleva el fármaco al mercado. No podemos responsabilizar a las compañías farmacéuticas de no hacer asequibles sus productos para todo el que lo necesite… ¿acaso responsabilizamos a las empresas de alimentación del hambre en el mundo?
Las desigualdades sociales y económicas son culpa del sistema económico en el que todos estamos inmersos y del que somos cómplices, y es tan dramático que haya millones de personas muriendo de VIH en todo el mundo como que los ciudadanos tengamos oportunidades de desarrollo radicalmente diferentes en base al territorio, país o continente en el que nacemos… ¿y de eso es culpable también el lobby farmacéutico?
¿No es también un derecho fundamental la educación o la simple supervivencia?
Bueno, lo dejo ya…que empiezo y no termino…jeje..Seguimos el debate con unas cañas! 😉
Un beso, y espero volver a verte y leerte por mi blog!
Eva
Muy interesantes apreciaciones.
Pero mejor que fijarnos en opiniones, es fijarnos en datos públicos y auditados que tienen los organismos reguladores de las compañías cotizadas.
¿Que retorno recibe un accionista que ponga su dinero como una inversión en una compañía farmacéutica?
Este inversor que deposita su dinero en esta compañía recibirá un dividendo (equivalente a un depósito bancario, pero con mucho mayor riesgo de perderlo). Este dinero el dividendo, es el único que sale de la compañía hacia los inversores, el resto beneficios que tiene una compañía y no sale como dividendo se reinvierte en la propia compañía, para su crecimiento (técnico, comercial, territorial, regulatorio,…).
Por tanto los únicos beneficios de las compañías farmacéuticas que se retiran del propio sistema de salud son los que sale en forma de dividendos, el resto es reinversión.
Si nos fijamos en el reparto de dividendos de 5 farmas representativas, no observo que se estén obteniendo retornos especulativos de las inversiones en este sector:
Novartis ————————- 2,62% (si una acción cuesta 100 € tiene un dividendo de 2,62 €)
Merck & Co., Inc ————– 3,07%
Lilly (Eli) & Co. —————- 2,65%
GlaxoSmithKline Plc ——— 5,50%
Bristol-Myers Squibb Co. —- 2,21%
Esto no se contradice en que estas compañías generen grandes volúmenes de actividad, y en valor absoluto generen volúmenes importantes de beneficios. Parte de los cuales se reparten en forma de dividendo, pero la mayor parte se reinvierten en la sostenibilidad y crecimiento de la compañía. Este crecimiento es el que al cabo de los años genera mayor valor a la compañía pues consigue crecer sostenidamente por la aportación continua de nuevas soluciones terapéuticas.
Esto son los datos reales de las farmas, no las especulaciones y comentarios sin datos que las sustente que se oyen muchas veces.
Saludos
Muchas gracias por tu aportación Joan, desde luego que hay muchos factores a tener en cuenta para valorar la aportación real de la inversión en i+d a la sociedad por parte de una empresa…
Espero volver a verte y leerte pronto por mi blog! 🙂