Ya os habréis dado cuenta por mis post anteriores, que lo que más me gusta de la industria biotecnológica y lo que le rodea es que lo que parece más lógico no siempre es lo más recomendable; y especialmente en materia de patentes, la estrategia de patentabilidad debe formularse siempre caso por caso.
Hasta tal punto es así, que retirar una patente previamente presentada, aunque parezca algo ilógico, en algunas ocasiones podría ser de nuestro interés, y merece la pena conocer esta posibilidad y tenerla en cuenta en la toma de decisiones.
Cuando un equipo de investigación es consciente de tener en sus manos algo novedoso, inventivo y con aplicabilidad industrial, la primera decisión que debe tomar es si mantener su invención como know-how o secreto industrial, o presentar una patente para asegurarse la explotación exclusiva durante los próximos 20 años (o los que corresponda) a cambio de la divulgación de su investigación.
En la mayoría de los casos, la decisión tomada suele ser presentar una patente con la información necesaria para cumplir el requisito de suficiciencia descriptiva, que ya comentamos en el post De la materia depositada, pero guardarse en el tintero todo el know-how posible.
Durante los 12 meses siguientes a la presentación de la solicitud de patente, podemos disfrutar de nuestro derecho de prioridad, que nos permite presentar nuestra solicitud en cualquier otro país firmante del Convenio de París de 1883 (del que forman parte casi todos los países en los que se respeta la normativa de patentes) manteniendo como fecha de prioridad la de nuestra primera solicitud.
Pero además de decidir en qué territorios queremos patentar nuestra invención, podemos tomar otras decisiones cruciales sobre nuestra solicitud de patente durante su primer año de vida, y entre ellas está la de retirar nuestra patente de la oficina, como si nunca la hubiéramos presentado.
¿Por qué iba a interesarnos “despatentar” una patente unos meses después de su presentación?
Imaginaros que al mes siguiente de presentar vuestra patente obtenéis una mejora en vuestra invención, pero que quizás no sea bastante novedosa como para obtener una patente nueva. No olvidemos, que una vez presentada nuestra solicitud de patente, ésta será considerada estado de la técnica para otras posibles patentes que podamos presentar en el futuro.
Otro punto a tener en cuenta si nos planteamos querer retirar nuestra patente durante el año de prioridad, es no dar demasiada información sobre nuestra invención en el título y resumen, pues aunque nuestra patente desaparezca del registro de propiedad, a los 18 meses desde su presentación se harán públicos título y resumen.
Además de esta opción de retirada, tenemos otras opciones de maniobra durante este primer año, como es la presentación de modificaciones. Sí sí, tenemos un largo año para realizar todos los cambios que queramos en nuestra solicitud.
¿Todos los que queramos? Por supuesto con matices…Si los cambios que queremos añadir no suponen adición de materia, no hay ningún problema, pero en el caso de querer añadir información que amplíe la protección de nuestra patente, esos párrafos, dibujos e incluso reivindicaciones que incluyamos, tendrán como fecha de prioridad el día de presentación de estas modificaciones.
De este modo, podríamos tener una patente en la que haya contenido con diferentes fechas de prioridad, y por lo tanto, el estado del arte sería diferente para establecer si una reivindicación es o no novedosa.
En el caso de Estados Unidos, existe la posibilidad de presentar una patente provisional y contar con un año “de gracia” para la toma de decisiones… ¿qué diferencia hay entre esta patente provisional y una solicitud de patente en un país firmante del Convenio de París?
Desde mi poco conocimiento sobre legislación de patentes en USA, creo que no ofrece una gran ventaja, más allá de los costes, y el hecho de poder presentar una patente no muy elaborada (incluso sin reivindicaciones, según tengo entendido) pero a efectos prácticos, creo que podemos contar con ese periodo de gracia también fuera de las fronteras americanas, aunque no siempre se le saca todo el partido que se podría.
Genial Eva! Retirar una patente antes de que se publique es un recurso que pocas veces se utiliza. Hay que tener especial cuidado con los tiempos, puesto que el plazo para evitar la publicación no es el día antes de que esta se produzca (unos 18 mese desde la fecha de prioridad), sino antes de que finalicen los preparativos para la publicación, lo cual varía de una oficina a otra. Normalmente, unas semanas antes.
Tampoco hay que olvidar que, una vez abandonada, se puede volver a presentar la solicitud más adelante (lo que llaman «re-filing»), aunque hay que considerar el riesgo de que entre la fecha de la primera presentación y la fecha en la que se vuelve a presentar pueden haberse producido publicaciones que afecten a la patentabilidad de la invención…
Buen apunte Miguel!
Siempre hay «pequeños detalles» que tener en cuenta, jeje.. 🙂
Muchas gracias por tu comentario! Y espero verte pronto de nuevo por mi blog,
Un abrazo!
Eva
Genial aporte Eva. Tengo una duda. Si decides que no es el mejor momento para seguir con una patente y dejas que se agoten los 12 meses desde la solicitud sin abonar el IET, ¿se puede volver a solicitar la misma patente?
Hola Joaquín, gracias por tu comentario!
Me temo que si dejas que la patente llegue a publicarse, ese conocimiento ya será de dominio público, y por tanto, sería una antecedente para tu nueva patente. Esto es independiente de solicitar o no el IET en el caso de una patente española.
Espero volver a leerte por mi blog! Un abrazo 🙂