tres_pilares

Un grupo de investigadores desarrolla una nueva tecnología, acude a la OTRI, que protege la tecnología mediante la presentación de una patente; los investigadores deciden lanzarse a la piscina y montar una spin-off tras la firma de un acuerdo de licencia con la Universidad.

Así comienza la historia de la gran mayoría de empresas biotecnológicas, y a continuación, los emprendedores, con formación y experiencia principalmente en investigación científica, deben enfrentarse al reto de convertirse en gestores; en gestores de una empresa de cuya complejidad tardaran un tiempo en ser realmente conscientes.

Un emprendedor debería contar desde el inicio con asesoría en lo que yo veo como los 3 pilares fundamentales para que una biotech llegue a buen término: gestión empresarial, conocimiento del marco regulatorio y propiedad industrial.

La gestión empresarial comienza con el desarrollo del plan de negocio, incluyendo el plan financiero, estudio de mercado, etc. Normalmente, el emprendedor puede acceder a esta asesoría de manera relativamente sencilla y de forma gratuita, al menos hasta hace poco, pero en la mayoría de los casos, este plan de negocio no tiene en cuenta el entorno regulatorio, que es determinante para establecer correctamente las etapas del mismo.

Los costes y tiempos necesarios para desarrollar un producto de diagnóstico in vitro no son ni mucho menos comparables a los de desarrollo de un fármaco, y si previamente a la redacción del plan de negocio tenemos la oportunidad de obtener una buena asesoría regulatoria sobre los requisitos que debemos cumplir para llevar nuestro producto a mercado, podremos definir un plan de negocio realista.

Acudir con un plan que refleje fielmente la situación real de la empresa es crucial para transmitir confianza y seriedad. No es lo mismo tener un proyecto en “fase preclínica” cuando sólo hemos realizado unos cuantos estudios in vitro y un estudio de eficacia en animales, que un proyecto en “fase preclínica” cuando ya tenemos completo el paquete de seguridad.

El reflejo de costes y tiempos que no son reales produce desconfianza y desesperación en los inversores, especialmente si no están familiarizados con el sector, cuando observan perplejos la dilatación en el tiempo de los proyectos y la sucesión de rondas de financiación.

En lo referente a la propiedad industrial, una vez el emprendedor firma el contrato de licencia con la Universidad, debe hacerse cargo de la gestión de la patente, algo que hasta ese momento hacía la OTRI, y aunque las agencias de la propiedad industrial pueden asesorarle en la toma de determinadas decisiones, es recomendable que una persona que conozca la estrategia global de la empresa y con conocimientos en materia de patentes actúe como interlocutor con las agencias.

Los errores que se puedan cometer en la gestión de las patentes al inicio, pueden ser devastadores a la hora de licenciar la tecnología, pues el activo más importante de una biotech es su propiedad industrial, y la fuerza de la patente será uno de los puntos clave en el proceso de transferencia.